El conjunto para la comunión

Vamos a empezar dejando las cosas claras, si alguien se piensa que terminé la blusa está muy, pero que muy equivocado. 

Tras pasarme todo la semana pegada a la máquina de coser, finalmente el sábado a las tres menos veinte de la madrugada doliéndome todo el cuerpo, sin ser ya capaz de ver ni con una lupa y pensando en el kilo de tapa ojeras que necesitaría el domingo y en quien me prepararía el gotero con el café bien cargadito me rendí y me fui a la cama. 

La comunión era a las once de la mañana, así que, no había mucho tiempo para dormir. Yo solo me maquillo en bodas, comuniones, bautizos y fiestas navideñas, así que, tardo muchísimo. Lo de peinarme con el alisado japonés natural que me ha dado mi padre ni lo intento, pero aun así tardo algo en secármelo porque aunque no lo parezca tengo bastante pelo. Y con el cuerpo cursi (por muy macarra que sea mi pequeño cerebro) que Dios me ha dado -tampoco voy a culpar de todo a mis padres al fin y al cabo yo no soy norteamericana- necesito estar bastante tiempo en la cama (lo de dormir ya es otro tema) para estar mínimamente descansada.

Cuando me levanté me dolía bastante el dedo gordo de la mano derecha y pensé "lo que me faltaba ya me he lesionado, pues no voy y pillo el dedo de costurera". ¿Acaso no existe el codo de tenista? Pues eso... YO dedo de modista. Por suerte ha sido una falsa alarma, hoy apenas me molesta, de hecho si no me fijo ni lo noto.

Pero a pesar de todo estrené la blusa (tampoco tenía otra cosa más o menos mona que ponerme). Eso si, me la tuve que meter por dentro de la falda, cosa que normalmente no me gusta nada y en este caso tampoco, pero una de las cosas que no acabé fue el bajo y no me quedó otra. Además voy llena de diminutos imperdibles ya que los botones de momento solo estaban de adorno. 

Aquí os dejo esta foto requemada por el solazo que hacía y por estar tomada con el móvil que aunque no haga malas fotos tampoco vamos a pedirle milagros. Pero es que es la mejor de todas. Por cierto, me he recortado los pies porque aunque me puse mis taconazos, os acordáis del monólogo en el que os los presentaba, deben de estar totalmente hundidos en la tierra y queda un tanto extraño.

   

Tanto trabajo y ni una sola foto decente. ¡Cachis!

Tras este mes tan estresante que he tenido con la costura necesito desintoxicarme un poco, por no hablar del riesgo de divorcio (tengo al pobre Mc Gyver... ), lo que quiere decir que esta semana no pienso tocar ni una aguja. Y que cuando vuelva a tocarlas va a ser con más mesura que necesito recuperar un poco mi vida; hacer algo de ejercicio, salir a la calle, en fin esas cosas normales que suele hacer la gente. Así que, la blusa de momento se va a quedar en el limbo de las prendas inacabadas. Pero mientras tanto os dejo con una adivinanza: ¿quien sabe de que modelo -que he modificado un poquito- de un Burda de este año he sacado el patrón para la blusa?

Pues os dejo pensándolo que al fin y al cabo alguien tiene que hacerlo y no voy a ser yo que ya sabéis que soy rubia.